Un Tren
Cuentan los que no alcanzaron a subirse, que en el año noventa circuló un tren por la línea dos. El tren partió de la Cisterna y se fue transformando mientras tomaba velocidad, bufando como si no cupiera en el túnel y llenando a su paso de vapor las estaciones que cruzaba a toda máquina. De esto nada se sabría, si no fuera porque ayer a media tarde, arribó un tren a la estación cementerios. Oxidado y exhalando humedad, el tren detuvo la circulación de la línea 2 por varias horas. Al abrir los vagones, el salitre inundó la estación. Los que no alcanzaron a subirse veinte años atrás, se subieron ayer, y con un chirriar de ruedas, las puertas se cerraron con estruendo y el tren partió marcha atrás, rumbo al desierto.
Te tenemos rodeado
Podría escribir los versos más tristes esta noche. Pero son las 4 de la tarde y yo no quiero.
Podría llorarte en vida, como si hubieras muerto, pero estás viva ante mis labios y te siento.
Sé que estás ahí dentro.
Sal
con las manos en alto y los cuadros en bajo
Sal con el corazón descubierto
con el pelo revuelto y tus ojitos majos
Sal para que te pimiente
arremángate para que te arrempuje.
No te prepares
No te presientes
Asujétate si puedes
Que vengo a buscar lo que es mío
Ese corazón enorme que me diste
Que te permuté por el tembloroso
que se las dio de listo
que saltó a tu pecho sin decirme nada
que me saca la lengua cuando no te miro.
Que no me dé más vueltas
Que no huevee más
Que no oponga resistencia y que me entregue
Que te tome de la mano
Que nunca mire atrás.
Dile que yo digo
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